El cambio de ritmo que ejecuta Leo Messi en el minuto 63’ de partido para lograr su magnífico segundo gol ante el Getafe no deja lugar a dudas. Está plenamente recuperado. Pero lo mismo pensábamos tras el golazo al final del encuentro de ida en el Camp Nou. Tras una primera parte gris el argentino decidió dejar patente que su lesión está superada, como ya empezó a demostrar en el primer partido de la eliminatoria cuando jugó media hora y acabó marcando un doblete. Sin embargo, hace tan sólo cuatro días, el argentino no estaba a punto para ser titular en el Calderón. ¿Tan importantes han sido tres entrenamientos –el del lunes, el del martes y el del miércoles- para que Leo pudiera jugar ayer 90 minutos y al ritmo que lo hizo? Me extraña. ¿Por qué no jugó des del inicio ante los colchoneros?. Si hubiera sido una final, o un partido que puediera decidir un título hubiera sido titular, sin dudarlo. El juego que suele practicar el equipo de Simeone al límite del reglamento hizo que Messi prefiriera no ser de la partida por precaución. Una lástima viendo lo que fue capaz de hacer en el Coliseum Alfonso Pérez. Una lástima viendo la falta de pegada que tuvo el conjunto azulgrana frente al Atlético. Y es que no podemos olvidar que el propio Tata Martino -cuando Leo volvió de Argentina tras dos meses de recuperación- expresó que lo más importante era que el tetracampeón del balón de oro superar el miedo a volver a lesionarse.
El de Getafe era el partido idóneo para su completa reinserción en el equipo. Un partido plácido, con un rival casi derrotado en un ambiente muy relajado. Y Messi se desató. No pudo ayudar al equipo en el Calderón saliendo tras el descanso, la primera tarrascada que se llevó le afectó y sólo en los minutos finales volvimos a verle la mirada asesina. En Getafe abusó de sus rivales. Les volvió a dejar en evidencia. Volvió a hacer una diagonal marca de la casa y estuvo fresco, dinámico y al final pudo materializar un tercer gol diabólico. Todo hace pensar que cuatro días antes su estado de forma era bastante similar pero él eligió la prudencia. Eso que le faltó la temporada pasada cuando jugó lesionado frente al PSG o en Munich. El sentido común que ha recobrado el rosarino le hará menos vulnerable.
Los culés y los argentinos celebran que su ídolo sigue siendo el de siempre, está tan o más rápido que antes de lesionarse y mantiene la puntería perfectamente afinada. Lo que hay que esperar ahora es que su mente olvide el pasado, que desaparezca el temor a una recaída y afronte el resto de temporada con el compromiso que le ha caracterizado hasta ahora de estar presente siempre en los momentos trascendentes para el equipo. Messi protagonizará la segunda parte de la temporada más inteligente de lo que lleva de trayectoria deportiva, el Messi de siempre tendrá un comportamiento un tanto distinto porque escuchará su cuerpo más que nunca y eso beneficiará al Barça siempre y cuando las precauciones no mermen sus hasta ahora insaciables ganas de jugar al fútbol.
