El scoop informativo: FIFA castiga al Barça sin fichar hasta junio de 2015 por traspasos ilegales. A modo de gota malaya, los socios conocieron que Bartomeu tenía un paquete de goma-2 en Arístides Maillol y, por razones insondables, decidió no llamar a los artificieros, ni puso de su parte para desactivar la bomba. Al estallar, el mundo supo que el club desoyó a la RFEF, que rechazó las fichas de los menores que, en cambio, sí tramitó la Federación Catalana. Es decir, que la directiva puntocom siguió haciendo fichajes, aún a sabiendas del riesgo que corrían y de haber sido advertidos del peligro, estando un año sin regularizar una situación en el limbo, en ese posible choque de interpretaciones entre lo que penaliza FIFA y lo que permite la Constitución. No es culpa de esta Junta que les hayan denunciado de manera anónima, pero sí no haber puesto los medios para desactivar esa bomba.
La respuesta oficial del Barcelona fue inclasificable. El club anunció que recurrirá la decisión de FIFA, que pedirá la cautelar para poder fichar (ese Ter Stegen y ese Halilovic) y recuperar cedidos (Rafinha, Deulofeu y compañía) y que, si es necesario, recurrirá al arbitraje del TAS. El primer punto del comunicado del club aporta una clave vital para entender en qué dirección se moverá el Barcelona para defenderse: "La Federación Española TAMBIÉN ha sido sancionada...". Vamos, que hicieron lo que les dijeron y que FIFA también mete en el entuerto a la organización de Demóstenes Villar. Más allá del puño y letra con el sello del club, la declaración de intenciones del presidente, que sostiene que están atacando un modelo de 35 años y que La Masia no se toca. Bartomeu llegó a decir que no han incumplido el artículo 19, aunque tuvo que confesar que, efectivamente, habían solicitado quedar “exentos” del mismo y que se les negó esa condición. Y ahí, en ese punto, Bartomeu se animó a la teoría de la mano negra: "Empezamos a tener evidencias de quién puede estar haciendo daño al Barça. Castigan nuestro modelo", dijo el presidente que, además, incidió en que cuando descubran quién está detrás de todo esto y de esta campaña, presuntamente orquestada, “no pararán”. [Nota del autor: Qué miedo ¿no?]
La realidad es que, pase lo que pase en este nuevo asunto, la imagen del FC Barcelona queda seriamente dañada. Son múltiples frentes abiertos en una misma temporada: el affaire de Messi con Hacienda, el caso Neymar, el fisco detrás del brasileño, el tema de la denuncia sobre La Masía, el extravagante modo de afrontar el referéndum del Camp Nou, las presuntas ayudas estatales denunciadas por Bruselas y ahora, esto. Desde fuera, parece La Casa de los Líos. Hace sólo unos días, el Secretario de Estado para lo que queda de Deporte, Miguel Cardenal, escribió en El País una tribuna de opinión donde defendía al Barcelona y sostenía que es la viva imagen de la Marca España. En caso de ser cierto, después de esta denuncia FIFA, esa Marca España ha vuelto a quedar por los suelos.
La realidad es que esta temporada, lo único que les falta por soportar a los socios del Barça es que les digan que su club se ha quedado embarazado, porque no caben más sobresaltos, denuncias, irregularidades y torpezas que las que se están sucediendo durante los últimos meses. Más allá de Rosell, de Laporta, de las supuestas manos negras (no probadas) y el interés mediático en erosionar al Barça (intereses, venta, negocio), a final temporada, esta directiva, si aún conserva un ápice de su dignidad, tiene obligación de convocar elecciones. Lo contrario sería faltar al respeto a la inteligencia de los socios, que son, pese a quien pese, los dueños del club. Su equipo aparecía en la prensa por ser uno de los mejores de todos los tiempos y ahora se ha convertido en una crónica de sucesos y tribunales. Aún hay más. De postre, declaraciones de Vilarrubí, vicepresidente del Barça: “Nadie de la RFEF ha defendido al Barça, la base del éxito de España. Estoy atónito”. Esta agilidad a la hora de ayudar al Barcelona es la prueba de que, efectivamente, como nos habían vendido durante años, existe el villarato. ¿A que sí?
La realidad es que, por ahora, no hay mano negra contra el Barça, lo que hay es mano lenta. Mano lenta contra quienes difamaron durante años al club con la patraña del villarato, mientras la Junta silbaba. Hay mano lenta contra los voceros a sueldo que pataleaban desde el radicaleo con complots sin pruebas, mientras la directiva miraba para otro lado. Hay mano lenta contra quienes ensuciaron la imagen del Barça relacionándolo con una conspiración judeo-masónica con Unicef de por medio, mientras el club se mostraba demasiado tibio. Y hubo mano lenta cuando se aireó una sospecha mediática de dopaje, en la que el Barcelona no tuvo las suficientes pelotas ni los balones para llegar hasta las últimas consecuencias. Y hoy, hay el problema no es que haya una mano negra que denuncie, el problema es que esa denuncia no ha mentido y que, por enésima vez, la mano lenta de la directiva no supo evitar la sanción.
