No es una elección, no es un camino que se toma, no es un color que se elige, tampoco es una persona del que uno o una se enamora. Ser barcelonista para los barcelonistas se convierte, desde el primer momento, en un designio, en una filiación indisoluble, en una promesa de amor eterno hasta que la muerte, y algo más, los separe. El barcelonista, desde de su génesis, siente los colores azul y grana como parte indesligable de su piel y de su interior.
El barcelonista es de aquellos que mantienen incólumes y al rojo vivo sus colores ya sea en el paro o en el ocaso; ya sea en plazas ajenas, montañas vecinas o senderos inciertos. El barcelonista no suele ser enemigo de sus enemigos sino amigo de sus sentimientos, no suele ir de copas si no tiene a quien contarle sus penas o alegrías, no suele ir de blanco a la mejor fiesta de su vida ni pedir merengues para el postre o pan sin tomate. El barcelonista bebió, alguna primera vez, del himno culé y sorbió para la posteridad la piel de gallina. El barcelonista es de fibra, emoción y remontada en aciagas tardes o noches. Suele ir de puntillas por casa sin lastimar a los suyos con su tristeza.
Hoy, las horas son algo raras para el colectivo culé, sea por su magro juego, sea por su duda en la posesión, sea por la atmósfera contractual algo turbia, sea por las dimisiones o porque el Puyi se nos hace viejo, el Messi vomita, el Cesc se distrae con su paternidad, el Xavi se nos gasta o porque el Víctor prepara maletas.
Las horas barcelonistas son bastante pesadas, sea por el liderato compartido, por la final de Copa con menoscabo moral, por la palidez de Iniesta, por las magulladuras de Alves. Sea por el motivo que sea, las horas azulgranas son raras y pesadas, ya no solo porque la sombra de Luis Enrique asoma cada tanto y la soledad del Tata se hace más evidente sino porque hay algo que no convence en el ambiente.
La historia fue siempre la misma, el barcelonista lo asume y por ello sabe que el sufrir es pasajero, el dolor menguante, el éxtasis temporal y la odisea casi una forma de vida.
