No hay día que no veamos a un futbolista sacar la cabeza por la ventana del coche
Hay una imagen que se repite diariamente en los informativos: el jugador, sea del equipo que sea, saliendo en coche de su ciudad deportiva o del estadio y asomando la cabeza para firmar autógrafos. Y ahí están las cámaras para mostrar esos tres, cinco o diez segundos. Ayer vimos a Cristiano, Diego Costa y Courtois.
Salir sacando la cabeza por la ventanilla no lo merece cualquiera. Hay que ganárselo a pulso. Normalmente los agraciados con el espléndido reconocimiento del periodismo de ventanilla son noticia por algún que otro motivo: un gol el día anterior, unas declaraciones polémicas, una renovación pendiente, un enfrentamiento... Algunas veces escuchamos el grito de un fan: "¡Eres el mejor!", "Ánimo, tío!".
Otras veces el futbolista tiene que contorsionar el cuello para que el aficionado le saque bien la foto con el móvil. Y en algún caso hemos visto el futbolista estresado pidiendo al fan que saque las manos porque le ensucian la tapicería interior de la puerta. Hay días que alguna reportera pide "¡Un saludito!" e intenta colar preguntas al más puro estilo paparazzi para conseguir unas palabras. No suele funcionar.
La semana pasada ya comentamos la tradición de meter una tarta en el interior del coche si es el cumpleaños del futbolista. ¿Qué aportan estas imágenes? Informativamente nada. Pero siempre aparecen porque simplemente dan sensación de actualidad. Hay días que son de las pocas imágenes inéditas y nuevas que se disponen de un jugador. Transmiten inmediatez, última hora. Y el espectador ya las ha asimilado con normalidad en cualquier informativo. Forma parte del relato visual.
Se acumula a una larga lista de imágenes clásicas de futbolistas fuera del césped: las bajadas de los aviones, las esperas en los autobuses-jardinera y las salidas de los aeropuertos. Ayer, Lama y Carreño hasta nos obsequiaron con un vídeo de coches y ventanillas de Cristiano apasionante.
A nivel visual el periodismo deportivo es muy repetitivo y la inaccesibilidad de los futbolistas ha llevado a dar relevancia diaria a imágenes absurdas, inútiles y vacías como un tío agarrado al volante.
