Anoche, tras ver la victoria ante la Real Sociedad, empecé a entender(o lo entendí del todo) que tan solo acudieran al estadio poco mas de 30.000 personas.
Y hoy, a la hora de escribir, lo que mas me apetece es equivocarme, es “meter la pata” y que en un par de semanas, mis enemigos, y sobre todo, mis amigos, me acusen con motivo de ser un cenizo y de haberme equivocado.
Todos sabemos que ser cenizo es darle dos metros de ventaja a la desgracia, y los barcelonistas, históricamente, le hemos dado esa ventaja demasiadas veces.
Pero anoche, y el sábado pasado ante el Valencia vi al mismo equipo, a los mismos 11 jugadores,(salvo el cambio copero de Valdés por Pinto) con la misma nula intensidad y sin fuerza ni ganas.
Lo he titulado “Un equipo sin alma” porque esa es la sensación que me produce ver al equipo pasándose el balón, intentando entrar hasta el área pequeña con él, intentando paredes y taconazos en un hueco por el que es casi imposible pasar, buscando una belleza a la que no aspiramos, puesto que muchos cules nos conformamos con ganar con menos florituras.
Veo semana tras semana, sobre todo desde la vuelta, tantas veces ansiada de Leo Messi, como una repeticion del partido anterior. Veo a una orquesta sinfónica empeñada en ofrecernos un concierto pero con la mayoría de los violines desafinando y emitiendo un ruido ensordecedor y monotono. Enfrente solemos tener a una banda que toca “paquito el chocolatero” pero que lo tienen ensayado y a veces, hasta suena más a orquesta que la nuestra.
Valdés desafinó el sábado como hacia tiempo que no lo veía así, Alves es incapaz de crear una ocasión medianamente clara, Mascherano no es central y Guardiola no esta para rectificar sus errores, Piqué a veces está y en otras, ni se le espera. Alba, como en el chiste de los gallegos, no sabes si sube o si baja, aunque a diferencia de ellos, creo que el tampoco lo sabe.
No se si es culpa de Xavi o de Cesc pero el centro del campo es lento y duerme a cualquiera, y de Iniesta, cuesta decir que es poco lo que aporta.
Arriba, Pedro a veces es una fiera y en otras una mascota, pero siempre pone todas las ganas del mundo, supongo que como Alexis, que falla lo que parece imposible fallar.
Y dejo para el final al mejor del mundo, a nuestra figura, que ignoro si le ha afectado la lesión, el sueldo de Neymar, sus celos o el mundial, pero no pasa de ser un jugador más, tal vez del unico del que puedes esperar algo diferente, pero su clase la muestra a cuentagotas, en pequeñas dosis, en mínimas ocasiones.
Releo lo escrito y me suena a ese pesimista que vive en mí desde siempre, que nació conmigo cuando me hice aficionado del Barça, y que yo creia que, tras la llegada de Pep Guardiola, con esta maravillosa época, se había marchado para siempre.
Sin embargo, a pesar de todo, no soy capaz de retocarlo porque, realmente, es la sensación que se me queda cuando veo jugar al equipo.
Posiblemente los que ven la botella casi llena, dirán(y tendrán razón) que si llega a entrar el zapatazo de Messi al larguero o si Cesc y Alexis no fallan esos dos goles, hablaríamos de goleada y nadie hubiera analizado si la jugada de Mascherano era o no penalti.
Pero los que la ven casi vacia se preguntan si es tan difícil tener un delantero centro de esos que nunca fallan esos goles tan fáciles, o si no seríabueno tener un gran central de los que le dan una patada en la pierna a un rival y evitan jugadas como la de Vela.
Podria hablar de los árbitros, pero es un tema que hay que darlo por perdido. Demasiada gente chupando de la misma teta se esfuerza cada día en amedrentar, asustar y mediatizar a los colegiados y a los respectivos comités. Se repite con demasiada frecuencia que hacemos 6 faltas y acabamos con 3 amarillas mientras losrivales hacen el triple y suelen llevarse las mismas.
Y si para muestra vale un botón, no hay más que ver como Arbeloa y Pepe martirizaban,agredian,escupían e insultaban a Diego Costa mientras Clos escarmentado en la cabeza de Ayza Gamez, miraba hacia otro lado(el ya sabe lo que es estar en una diana y seguro que pasó miedo) y acababa rematando la faena sacándole la amarilla al atlético para que no pudiera jugar en la vuelta.
Realmente, muchos coincidimos con Freixa en que no es un buen momento para celebraciones.
Lo que me gustaria averiguar, por si tiene solución, es
quién les ha quitado la ilusión y la sonrisa.
