Se trata de una cuestión de impaciencia, les han vendido que tienen el mejor equipo del mundo y en los últimos cuatro años solo han ganado una Liga y una Copa. Les prometen que Mourinho les llevará a saborear las mieles del triunfo y destruirá al insoportable Barça y solo les metió en una pelea callejera saldada con tres agónicas semifinales de Champions. En ninguna de las tres tuvo opción de jugar la final y conseguir la ansiada “Décima”. Les prometen que todo cambiara con Ancelotti y hasta el momento todo sigue igual o peor, aunque siguen con la esperanza porque les queda la final de Copa y cinco partidos para la “orejona”. Ellos se fían porque se lo dice el presidente, la junta directiva, los jugadores y toda la prensa. El Real Madrid vende más que nadie y por eso los telediarios, los programas de sobremesa y las tertulias nocturnas, aunque haya otras noticias, abren siempre vestidas de blanco.
No parece coherente pitar a los jugadores que defienden la camiseta con la que ellos van orgullosos al estadio, luciendo escudo, número y nombre. Ya sabemos que es una herejía pitar a Cristiano, el único que te puede salvar del fracaso y con el que has disfrutado muchos partidos y has sacado pecho por su Balón de Oro. Necesitamos con urgencia un intérprete de pitos y silbidos en el Bernabéu. No es verdad que a Cristiano jugador le piten, silban una acción del juego (no pasarle el balón a Morata). Si le pitan a Diego López porque les han convencido de que con Casillas no se pierde (ellos no necesitan mirar las hemerotecas y saber que con Iker también les ha goleado el Barça). También pitan a Benzema porque están hartos de que solo meta una de cada diez oportunidades que tiene cuando esta solo frente al portero rival. Pitan a Bale porque no ha dado la cara frente al Barça y tampoco en Sevilla, marcarle dos goles al Rayo no les satisface, para eso no se han gastado cien millones de euros.
El público es soberano y puede pitar a quién le dé la gana. ¿Quién es el listo capaz de llevarle la contraria al desencanto? El respetable ha visto esa misma tarde ganar al Barça en Cornellà-El Prat Llega al estadio y se entera de que su odiado Atlético ha marcado el segundo en San Mamés y seguirá siendo líder. Mientras los suyos viven en una hoguera de vanidades donde la individualidad se ha convertido en una manera de salvarse de la quema. Nadie pasa a nadie y todos quieren resolver sin contar con los demás, hasta el canterano Morata consigue marcar un soberbio gol en el único balón que le dejan sus compañeros de egoísmo. El respetable se moja, por la lluvia y por el baño que le han dado Atlético de Madrid y Barça en sus enfrentamientos directos. Entonces deciden pitar, protestar con silbidos que es lo único que les queda para mostrar su disconformidad con la situación. Ellos no entienden que hace dos semanas, en el minuto 65 del Clásico, eran líderes a siete puntos de los “niñatos” del Tata y a tres de los “espartanos” del Cholo. Unos días más tarde están descolgados y el futuro en la Liga no depende de sus resultados.
Como dijo Ancelotti, otro que también recibió su dosis de pitos, si ganan todo lo que les queda serán campeones de Copa y campeones de Europa, la ansiada “Decima”. Sí señor, hay que vender ilusión mientras quede esperanza, que corra el champán por lo que tiene que llegar.
