Cuando se marchó a Italia, la Liga quedó huérfana de su irreverente rebeldía, se nos hacía difícil no ver sus galopadas, sus dentelladas al marco rival y sus clásicos desafíos a sus respectivos entrenadores. Pero Samuel Eto'o que pertenece a la estirpe de Kandinga el indomable siempre volverá y, para hacerlo elige las mejores ocasiones.
Los felinos son animales verdaderamente fascinantes, su velocidad y capacidad de caza son absolutamente letales y maravillosamente estéticas. En la amplia familia de los felinos el león juega el papel más poderoso. Este felino goza en la selva de la condición de monarca, de Rey, muchos no saben a ciencia cierta el motivo por el cual se le reconoce en tan alta estima, especialmente viendo que su comportamiento es al menos y aparentemente un tanto pasivo, pero no podréis comprobar la verdadera razón hasta que no sintáis de cerca su imponente rugido. Un poderoso bramido que se puede escuchar a una distancia de hasta 8 kilómetros, diseñado para advertir a posibles intrusos y llamar a miembros de su manada para que vuelvan al grupo. Es entonces cuando uno se percata de la majestuosidad de un felino catalogado de muy feroz, pero que se comporta de forma muy sociable en su manada, excepto a la hora de comer y defender el territorio. Precisamente ahí entra de lleno la simbología y la alegoría de una especie magnífica, imponente, con más de tres metros de longitud y unos 180 kg de peso. No es el más veloz de los felinos pero es muy rápido, letal y potente, un animal que porta el cetro real, al que su melena le convierte en diferente y al que las leonas rinden pleitesía.
Este poderoso animal permanece sentado en su trono a la espera de un juramento de fidelidad eterna, porque cuando se lo propone no deja piedra sobre piedra tras su paso. Y hacía tiempo que el fútbol añoraba el regreso del león, el retorno del felino más voraz y territorial conocido y llegado de tierras camerunesas. Aquel cuyo rugido era capaz de hacer temblar los cimientos más firmes, sembrando el terror en sus rivales, que por momentos se asemejaban a gacelas asustadas a la espera de su bocado mortal. La Liga española fue testigo de su fiereza, de la voracidad de un camerunés llamado Samuel Eto’o. Aunque Madrid le abrió las puertas de la sabana futbolística española, fue en Mallorca y Barcelona, donde la leyenda del indomable marcó época a base de rugidos, llevando al Mallorca a la gloria copera e integrando las filas de un Barcelona de época en el que llegó a situarse como cuarto máximo goleador de la historia del club azulgrana.
Cuando se marchó a Italia, la Liga quedó huérfana de su irreverente rebeldía, se nos hacía difícil no ver sus galopadas, sus dentelladas al marco rival y sus clásicos desafíos a sus respectivos entrenadores. Y en el Inter de Mourinho, como Samuel solía decir en tono irónico, siguió corriendo como un negro para vivir como un blanco, pero sobre todo demostró una profesionalidad fuera de toda duda, entregando al técnico portugués además de su calidad, un trabajo táctico de valor incalculable.
Eto’o brilló en el Inter, siendo pieza fundamental en el bloque de Mourinho y consolidándose con 37 tantos como el extranjero que más goles ha marcado con la camiseta nerazzurra. Era feliz en Italia pero llegó a la conclusión de que había llegado el momento de hacer fortuna, por lo que decidió aceptar la tentadora oferta del Anzhi ruso que lo cubrió de oro con 20 millones de euros anuales, convirtiéndole en el futbolista mejor pagado.
Pero Samuel que pertenece a la estirpe de Kandinga el indomable siempre volverá y, para hacerlo elige las mejores ocasiones. En la que nos ocupa, en su segunda vinculación profesional junto a José Mourinho, en Inglaterra y el Chelsea, donde difícilmente podrán olvidar el rugido de Eto’o, que en una tarde de voracidad e inspiración hizo sonar su aterrador rugido hasta en tres ocasiones. Londres por fin conoció a ese indomable león que nos cautivó, y lo hizo firmando un hat trick ante el Manchester United de Moyes, que salió malherido de Stamford Bridge debido a las tres dentelladas de Eto’o, ese futbolista que siempre vuelve y hace honor al célebre apelativo con el que se conoce a los cameruneses en lo que al fútbol se refiere. La primera de ellas tras una jugada individual en la frontal del área que finalizó con un disparo que tocó en Michael Carrick y descolocó al portero español David De Gea. La segunda tras una anticipación a la defensa, que le permitió recibir con ventaja el centro desde la derecha de Gary Cahill para batir de nuevo a De Gea. Y la tercera al rematar en la línea de gol el rechace tras un cabezazo del serbio Branislav Ivanovic, sellando así un triplete con el que Samuel Eto’o lanzó ese característico rugido que puede oírse a kilómetros…
