Me cuesta imaginar al seleccionador nacional, Vicente del Bosque, deshojando la margarita para decidir si Jesé Rodríguez debe ser convocado en la próxima cita del 5 de marzo en el Calderón, frente a Italia. No nos queda mucho tiempo para saber si el entrenador salmantino acertará o cometerá el error de equivocarse, en función de la presencia del canario en la lista. Necesitamos aumentar el consumo, por fin hay carne fresca en el mercado, tenemos producto para promocionar. La Liga está muy aburrida hasta la llegada del Clásico, a finales de marzo. La noticia siempre está en la derrota del rival, si los tres de arriba ganan no tenemos historia, son jornadas de transición. Además Cristiano no juega por sanción, Messi lleva camino de ser el de siempre y el Cholo ha dejado el partido a partido para entrar en el minuto a minuto. Nos falta chicha y hay que echar carbón a la caldera para no seguir perdiendo lectores, oyentes o fanáticos. Jesé es nuestra salvación, ha llegado para quedarse y vamos a explotar sus posibilidades y acelerar su futuro.
Es evidente que el jugador canario tiene el potencial necesario y el estado de forma actual para ser llamado en cualquier momento y debutar en la absoluta. El mismo Del Bosque lo ha comentado con la habilidad que le caracteriza, adelantándose a los acontecimientos: “Todos los que están jugando y tengan un buen rendimiento son potencialmente futbolistas para venir a la Selección”. Una cosa es ser futurible y estar en la lista de candidatos, otra muy distinta lo que está sucediendo con esta joven promesa del futbol español. Hasta su compañero Marcelo ha pedido calma y reposo en la carrera de Jesé. La corriente mediática que se ha desatado y posicionado descaradamente para reclamar su urgente presencia en la selección es la misma que hace unas quincenas exigía la convocatoria urgente de Álvaro Morata como titular en la selección absoluta, la misma que lleva un año y algunos meses enzarzada en la polémica sobre la dualidad que vive el Real Madrid en su portería.
“Si Del Bosque es justo, Jesé ha demostrado que tiene suficiente categoría para estar en la próxima convocatoria” ha dicho un gurú de las tertulias nocturnas televisivas. Es difícil plantear la presencia de un futbolista en la selección desde un razonamiento basado en la justicia, porque la presencia de algunos carece de argumentos lógicos y sin embargo nadie discute su presencia. El coro de voces de los niños cantores de la capilla de Concha Espina resuena con fuerza cada vez que hay que organizar un concierto en favor de uno de los suyos. Madrid se ha convertido en el lugar perfecto para lanzar campañas de apoyo a futbolistas para ser titulares en el equipo blanco o en la Selección. Sorprende esta insistencia mediática con determinados jugadores ubicados en el Foro y la ausencia de apoyo que reciben otros, los que juegan en el extrarradio de la capital (la otra España) con idénticos méritos que los protegidos.
El denominado “problema Jesé” no solo le afecta a Del Bosque, presionado sin presión por el coro de periodistas con casulla blanca que intentan satisfacer su ego frustrado como ojeadores, también está empezando a minar la paciencia de Carlo Ancelotti al que reclaman su titularidad en el Real Madrid. Se utilizan frases propias de campaña electoral para justificar lo que ellos creen una necesidad: “Cada vez que tiene una oportunidad la aprovecha”, “Brilla en un equipo de estrellas”, “Es un jugador que no tiene techo”, “Cuando coge el balón sabes que algo va a suceder”, “Sale a gol por partido”, “No tiene nada que envidiar a cualquier otro delantero de la plantilla”, “Es un chico de la cantera” y así mil frases repetidas para intentar convertir el mensaje en un clamor popular. El pueblo quiere a Jesé y al pueblo hay que darle lo que pide.
Las crónicas ensalzan al nuevo ídolo: “Jesé no olvidará el 5 de febrero de 2014. Hacía años que el Bernabéu no coreaba con tanta fuerza el nombre de un canterano”. Voy a evitar en esta ocasión acudir a la hemeroteca para confeccionar un listado de todos aquellos que un día fueron utilizados de la misma forma. Usar y tirar es la frase.
